El anuncio de una Obra que no es para leer sino para vivir y compartir con personas que reunir. Le pregunté al dictante: Señor, ¿cómo puedo reunir y llamar a las personas en esta Obra tuya? La respuesta no se hizo esperar: “No temas, yo te enviaré las personas”. Y así fue. Gracias a Dios y a la imprevisible colaboración de personas preparadas e involucradas la Obra Corona está creciendo.
Formo parte de la Obra desde que una Marianita que había conocido en diciembre de 2011, durante un peregrinaje, me entregó una carta con un poema hermoso sobre Eluana Englaro que el propio Jesús le había dictado a Ana María. Luego también porque me fascina el objetivo de la Obra: “Verdad y Amor”.
En la Obra he aprendido la importancia de vivir y ofrecer mi vida a María, consagrándome a su Corazón Inmaculado. Participo fielmente en los encuentros del grupo para seguir viviendo los textos de la Obra misma, acompañada por el Padre Gianfranco Verri y por la querida Anna Maria Ossi.
Conocí al Padre Gianfranco y a Anna en el lejano 1979. Yo tenía veinte años. Desde entonces han sido un faro de luz cada vez más intensa en mi vida, una guía segura hacia la patria esperada de un Nuevo Edén en la tierra, un preludio cierto de la felicidad de la Jerusalén celestial.